Lo que pienso yo es lo que vale

Internet, como canal de comunicación global, permite la expresión amplificada de cualquiera que desee decir o exponer algo al mundo. Para lo bueno y para lo malo. Hoy, he ido a parar al tweet de un licenciado universitario que ha tenido a bien hacerse eco de esta noticia publicada en el diario Huffingtonpost, ver aquí. La noticia habla sobre la decisión de una pareja en seguir cierto método nutricional, ahora bien, lo que me ha llamado la atención es el sin fin de insultos y de juicios incriminatorios hacia ellos dos, con una violencia verbal incontenible. Tanto es así que he escrito este tweet citando a la persona que lo publicó primero:


Me esperaba cierto criterio destacado del mundanal ruido que se le atribuye a la muchedumbre enfervorecida sedienta de sangre, y sin embargo, el hilo de la conversación fue este:










¿Os dais cuenta? Leemos y entendemos sólo lo que estamos predispuestos a aceptar sin pararnos a discurrir el significado de las palabras. Eso se llama reaccionar y es uno de lo males endémicos de nuestro tiempo, fruto sin duda del miedo al ridículo o a la vergüenza de quedar en evidencia. El interlocutor tratará siempre de manipular y cambiar el sentido de sus afirmaciones para defenderse y quedar siempre a flote de toda controversia. Con lo fácil que hubiera sido responder sin juicios...



Todo llegará.

Salvador Albedo


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